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Los sonidos del silencio

Los Sonidos del silencio

Lisandro Olmos: los sonidos del silencio en materia de salud

Desde hace muchos años una foto identifica a una enfermera mirando fijamente, con su dedo índice cruzando los labios en señal de silencio. Constituye el emblema que determina la existencia de un hospital en cualquier parte del mundo.

Hace unos cinco años se inauguró en nuestra localidad, pre proceso electoral mediante, un UMAS (Unidad Médica de Atención). Se encuentra a la altura de la Ruta 36 y 49 en Olmos, dentro del ejido carcelario, pero extra muros.

Fue en ese entonces cuando los vecinos de la región comenzaron a preguntarse si este nuevo centro de atención médica serviría para los lugareños. Al principio nos comentaron que si bien la Unidad estaba destinada para la atención de los agentes penitenciarios y sus familias, se podrían atender urgencias para la gente de la región. Pues bien, el tiempo ha ido pasando, la alegría por la apertura se fue desvaneciendo. El tan necesitado centro de atención pasa desapercibido, con escasa o nula atención. Mientras tanto, los que pasamos cotidianamente por la 36, lo vemos con escaso movimiento, con la esperanza vedada de que algún día los hechos cambien y podamos acceder a él, aunque sea para cubrir urgencias.

Olmos ha crecido exponencialmente en los últimos 10 años. Se desarrolló de manera significativa, desordenada, a esta altura tiene más de cuarenta mil habitantes. Se va convirtiendo rápidamente en una ciudad en ciernes.

Crueles paradojas. Sonidos del silencio

En la actualidad, la atención primaria recae en la Unidad Sanitaria 18, dependiente del municipio platense. Ésta fue creada a principios de la década del 80, cuando el pueblo solo contaba con unos 10 mil vecinos. Por lo tanto, la estructura y funcionamiento de este centro asistencial se sigue manteniendo con personal profesional como si estuviéramos estancados en el tiempo, de la misma forma.

Los vecinos y migrantes quinteros de origen boliviano penan cuando ellos o sus hijos (en su mayoría nacidos en Argentina) se enferman. Pese al esfuerzo de los médicos. Las consultas exceden los tiempos de atención, los insumos escasean. En este contexto, pandemia mediante, de seguro la situación hará recrudecer lo expuesto en grado significativo.

Si contamos además que dentro del territorio olmense existen otros dos centros de atención de salud, como son el Hospital San Lucas (con especialidad dirigida a niños con capacidades diferentes) y el Hospital de la Unidad 22, para atención de los internos alojados en las Unidades del Servicio Penitenciario del Complejo Olmos, vemos como la región cuenta con tres centros médicos.

Cada uno con sus especialidades y direccionados en cuanto a quienes atender (UMAS, Hospital San Lucas y Hospital de la Unidad 22). Queda para los vecinos de Olmos la triste paradoja: somos el pueblo con más centros de atención,  hasta me arriesgaría decir en Sudamérica, pero donde sus vecinos no pueden acceder a atenderse… para enmarcar en un libro de records…

Propuestas sin ecos

Hace unos años, integrantes de entidades intermedias de la región mantuvieron reuniones con directivos y personal del Hospital San Lucas. El fin era ver la posibilidad de construir dos salas para la atención primaria de la salud para los vecinos de la localidad. Asimismo, tener especialidades en temas delicados para los quinteros, referentes a vías aéreas (intoxicaciones varias por el uso indebido de pesticidas y oculares).

Lo que pretendían los miembros de las entidades era ir de a poco y trasformar este centro asistencial, como en su momento lo hizo el Hospital Neuropsiquíatrico de Melchor Romero. La tentativa implicaba ir agrandándolo y cumplir con algunas necesidades básicas. El tiempo fue pasando y las gestiones paralizándose hasta naufragar.

Con respecto a la Unidad 22, el hospital para los internos alojados en el penal, también hace un tiempo tuvo algunos sondeos. Hasta se trato de organizar un acuerdo para derivar en algunos casos a pacientes que necesitaban atención desde la Sala de primeros Auxilios 18, para efectuar mamografías o ecografías, hecho que al fin y al cabo no se pudo cristalizar.

Como consuelo, el asfaltado de la calle 173, y arreglo del puente mediante, posibilitó la llegada rápida al hospital de Melchor Romero, una obra solicitada durante años por los vecinos de Olmos, hoy concretada.

Es evidente que cada vez son más las necesidades que padecen los vecinos de la región en materia de atención médica. Muchos no pueden acceder a la atención privada.

¿Será entonces el tiempo de que las entidades de bien público de Olmos, retomen las reuniones a fin de poder contar con atención intermedia de pacientes de la localidad? o ¿seguiremos viendo de lejos y callados como un cartel con una enfermera nos pide silencio?…

Sonidos del silencio

Sonidos del silencio. Por Jorge Girano

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